Enemigos de la Literatura en Sucre
El
día lunes 20 de mayo se dio inició a lo que debería haber sido una fiesta de
letras, la sexta Feria Nacional del Libro de Sucre, fue todo menos eso.
Gracias
a la clase de autoridades que tiene esta ciudad debería llamarse la Capital de
la improvisación y la mediocridad, esas mismas autoridades que tienen toda la
capacidad, voluntad y ánimos de organizar el festival del chorizo o del
reguetón, son las mismas que tienen la mínima o nula capacidad de poder
organizar un evento literario decente ¿Por qué? Simplemente porque no es un
evento masivo en el cual ellos puedan llegar agitando los brazos y les arrojen
guirnaldas de flores y miles de fotografías en primera plana de la prensa, ojo,
los libros no atraen a esa clase de votantes que ellos necesitan, de esos que
solo levantan las manos o firman sin saber porque ni para qué, los libros son
peligrosos para ellos, por el simple hecho de que una persona que lee es una
persona que piensa por sí misma, en pocas palabras, es una persona que deja de
ser mediocre.
Mi
molestia no va contra la ciudad ni sus habitantes, Sucre es una de las ciudades
más bonitas de nuestro país, sino me creen salgan a caminar por el centro de la
ciudad una noche tranquila e instantáneamente quedaran enamorados de esta
ciudad, solo por mencionar algo. Mi molestia va en contra de la mediocridad e
incapacidad de sus autoridades.
Antes
de iniciarse la Feria del Libro, editoriales, librerías y autores fuimos
invitados para participar de la Feria del Libro que se realizaría en la Plaza
principal 25 de mayo, hago notar que nosotros no fuimos quienes impusimos esta
locación como se quiere hacer creer; fuimos invitados por las instituciones
pertinentes.
La
primera noche de la feria, para variar, tuvimos que exponer nuestros libros a
oscuras, ya que, simplemente no les dio la gana de hacer una instalación
eléctrica, más tarde al momento de cerrar la Feria, los mismos expositores
tuvimos que organizarnos y contratar seguridad privada ya que ellos se
marcharon felices a sus casas y que Dios ampare nuestros libros, hasta en el
lugar más alejado de nuestro país nos brindaron las mínimas comodidades y
garantías para poder exponer con tranquilidad.
Al
día siguiente nos desayunamos con la noticia de que si no desalojábamos de
inmediato la plaza utilizarían a la fuerza pública en contra nuestra, como si
nos tratáramos de vulgares delincuentes o contrabandistas. Hago notar que
iniciamos con las gestiones correspondientes para tratar de revertir esta
afrenta ya que nosotros llegamos invitados, no llegamos a asentarnos sin el
permiso de nadie. Para variar las instituciones culturales y literarias
incluidos los escritores locales de la ciudad brillaron por su ausencia en el
transcurso de la Feria y los problemas que tuvimos y solo hicieron apariciones
esporádicas como mudos testigos de todos los hechos.
Al
final, debido a las amenazas de uso de la fuerza pública, tuvimos que mover la
Feria hacia la plaza San Francisco, bajo la promesa de recibir la colaboración
en el traslado de nuestro material, una nueva mentira, se contentaron con mover
los toldos y mesas y dejaron que cada uno se encargue como pueda de su
material, en ese lugar tuvimos que lidiar con los artesanos apostados que si
tienen libre permiso permanente de asentamiento y son prácticamente dueños del
espacio público.
La
cereza de la torta se dio el último día de la Feria, día en el cual amanecimos
con otros toldos instalados delante de los nuestros, una Feria de salud
autorizada por la Gobernación con anterioridad ¿Qué curioso no? Llegaron
incluso a desarmar algunos de nuestros toldos y tomaron posesión de la parte
visible de la plaza, dejándonos arrinconados durante gran parte del día, es
necesario hacer notar que no solo viajamos por deporte o amor al arte, para
muchos de nosotros ésta en una forma de vida, si, aunque usted no lo crea,
muchos se dedican a esta actividad por mucho tiempo y a tiempo completo,
entonces un viaje no es turismo o placer, se invierte mucho dinero en el
traslado de los libros, en los pasajes, hotel y alimentación entre otros
gastos, y, precisamente cada día de feria es muy importante para nosotros.
Lo
curioso es que esas mismas autoridades que nos amedrentaron con la fuerza
pública son las mismas autoridades que dan permisos turbios a las tantas ferias
y librerías atestadas de libros piratas que abundan por el centro de la ciudad,
pude recorrer con anterioridad muchas de estas locaciones y lastimosamente
siempre encontré libros piratas de autores nacionales. Un dato curioso es que
estos individuos se toman la atribución de prohibir la toma de fotografías y
videos dentro de sus instalaciones ¿Por qué será no? Es necesario preguntarse
¿De qué privilegios gozan estos delincuentes? Las autoridades se jactan de que
no permiten la piratería porque no prestan sus espacios para que se hagan
ferias piratas a pesar de las reiteradas solicitudes de los mismos, que gran
cosa ¿Hacen algo realmente bien en pro de la literatura? ¿Acaso se toman por lo
menos la molestia de visitar una Feria del libro? En otras ciudades, tanto
capitales como ciudades intermedias, las autoridades hacen por lo menos acto de
presencia e intentan coadyuvar en la organización de manera efectiva, puedo
mencionar muchos ejemplos a lo largo de los viajes que me tocó emprender, no
obstante es innecesario en este momento.
En
la segunda imagen superior y la primera imagen inferior pueden ver una muestra
de las ferias piratas reinantes en Sucre, el resto de las imágenes son una
muestra de cómo tuvimos que aguantar hasta la música de una banda en frente de
nuestro stand ¿Creen que es fácil vender un libro a gritos?
Miguel Sequeiros (Escritor Boliviano)
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