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martes, 7 de noviembre de 2017

Dibujarte en el aire

Dibujarte en el aire



No dejo de pensarte, dibujarte en el aire quiero,
enmarcar tu mirada, delinear tu sonrisa,
con pinceles de mi pasión, con la suave brisa
que traza cada detalle, hasta el más mínimo agujero,
en tu piel con fragancia propia, color piel canela.

Cuando apenas da su brillo y calor la candela,
el brillo de tus dos hermosos luceros más prefiero,
para inspirar el delineo de tus amores en franela,
no hay mejor pose como estás, estar quieta te sugiero,
 para captar la hermosura de tu cuerpo, yo lo vi primero.

Mujer amada por mi alma, me gusta dibujarte,
cuando suspiras y cierras los ojos acariciarte;
tan bella eres, con tus labios dibujados besarte;
quiero en el aire poro a poro dibujarte,
entre mil estrellas unidas por líneas encontrarte,
en mis sábanas color rosa recostarte,
y en tu piel desnuda cada detalle retocarte.

¡Cómo no decirte que te amo!
Escucha de mi corazón el clamor,
si de entre todas ellas tú eres la más bella,
con tal magnificencia hasta tu brillo es el de una estrella,
por eso, dibujarte en el aire es mi deseo con todo mi amor,
mientras poro a poro exploro tu cuerpo que me pide amarte.

Dibujarte en el aire anhelo, ¡y verás que no puedo!
porque la suavidad de tu piel desnuda es insuperable,
piel anhelada por muchos, y es ahí que me quedo,
porque mi pincel se niega de tu belleza a ser responsable,
por eso son mis dedos que esbozan líneas de tu encanto.

Me encanta cómo eres, tan bella y natural,
ante todo, con esa mirada inigualable, angelical;
ruego al Divino por conservarte cómo eres para mí especial,
imploro de mi alma por ti hacia lo supremo, lo celestial;
amor de mi vida, dibujarte en el aire, fue para mí subliminal.

Ver la silueta de tu cuerpo en cada trazo,
entre líneas y puntos e incluso algo de retazo;
dibujar en el aire, tu sonrisa, las huellas de tus pasos,
inspirándome también en tus más cálidos besos y abrazos, ¡oh!,
amada de mi alma, pedazo de mi corazón, llamada Marizavet.

Amor, mi dulce amor

Amor, mi dulce amor


Más noble que tu amor no encontré,
ante tanta búsqueda hasta me cansé,
relegado muchas veces me sentí,
insistiendo entre suspiros y no entendí;
antes nada, te hallé y tu amor fue todo.

Vida mía, ¡oh vida mía! Eres mi felicidad,
entre tus brazos busco mi identidad,
después de tantas desventuras,
incluso en mi alma mordeduras;
ahora me reconozco en ti, ¡soy yo!

Zafarme no pude de aquel empedernido,
apelando a mi alma que más se entristecía,
rogando que no llore así como lo hacía;
ahora todo cambió, de tu pasión he entendido,
te confieso, cada vez mi amor es más intenso,
es lo que me da vida en este mundo inmenso.

Manantiales de amor y ternura juntos recorremos,
afrontando situaciones inciertas que seguro veremos;
roguemos al creador por fortaleza, así venceremos
incertidumbres que nos quieran devastar, incluso
zafios vientos las cuales con firmeza afrontar;
amor, ¡mi dulce amor! Contigo quiero cantar,
vestidos del sincero sentimiento que nos tenemos;
¿entiendes mi amor? ¡Felices hasta el fin seremos!

te amo mi amor, ¡te amo! Ya pronto nos casaremos.

jueves, 5 de octubre de 2017

Fragmentos de un peregrino

Fragmentos de un peregrino



Algo que nunca olvidaré de ese viaje es que en el camino me fui encontrando con una y otra, y otra persona más que también viajaban hacia el pueblo a pie, como peregrinos queriendo encontrar respuestas al porqué les había tocado cruzar por esa travesía; entre ellos se encontraba una mujer, cargada de un bulto en su espalda, y los otros al igual que yo con una mochila también en la espalda en el que llevábamos el alimento de la vida, además de agua que recogíamos en nuestras cantimploras en cada arroyo al que llegábamos para apaciguar el cansancio de nuestros espíritus.
—¿Va para el pueblo? —Me preguntaban al sumarse a mi caminata.
—Así es amigos —respondía complacido— voy para el pueblo, como no hay otro medio, hay que viajar a pie. ¿Ustedes igual?
—Sí, también vamos para el pueblo, —me contestaron airosos con sonrisas inocentes— ¡Entonces acompañémonos en confianza! —Me propusieron.
—¡Claro! ¡Vamos entonces, como hermanados por este sendero largo por el cual no sabemos en cuanto tiempo llegaremos a nuestros destinos! —Contesté con aires de compañerismo que no quería perder.
Nuestra conversación fue amena, alegre durante el recorrido, y la mujer que recordaba a sus hijos en momentos un poco triste y por ellos quería llegar lo más antes posible.
—¿Mis hijos cómo estarán? Me preocupa estar lejos de ellos —comentaba con suspiros agitados, claro, por el cansancio que se notaba en su rostro.
En todos se notaba inocencia y cansancio, pero igual seguía el recorrido a pie hasta que una lluvia torrencial nos cogió, cual nos mojó porque no teníamos donde escondernos, nos hallábamos en plenas llanuras que nunca terminaban; y la noche con sus fríos aires nos sorprendió en un lugar, donde se veía una loma, y en la cúspide de aquella colina una casa, cual parecía una granja, estábamos cansados, además hambrientos, el alimento en las mochilas se nos acababa, no podíamos seguir comiendo hasta terminar, porque para el día siguiente no tendríamos nada más que quizás solo un par de dulces para cada uno, y agua en los arroyos con las cuales nos encontraríamos; así que nos tentamos de ir a esa casa en la colina, para ver si nos cobijaban para pasar la noche y a ver si nos invitaban una sopa caliente, o por lo menos agua hervida caliente con un poco de azúcar y hojas de hierbas medicinales, porque en verdad hacía mucho frío, además de un viento torrencial que se paseaba silbando en toda la colina, haciendo sonar tenebrosamente hasta las calaminas de esa casa; nos imaginamos comiendo exquisitas sopas de frijoles, o de arroz, incluso de yuca o de papancha, que eran sopas tradicionales que se conocían bien por esos sitios amazónicos.
Al llegar, llamamos a ver si alguien nos escuchaba, mas no parecía haber nadie más que dos perros que nos ladraban, llamamos con más alta voz, y nada.
—¿Qué hacemos? ¡Parece que no hay nadie! —Nos cuestionamos unos a otros un poco tristes y confundidos.
—A ver, intentemos otra vez —nos animamos.
—¡Señor! ¡Señora! ¿Hay alguien aquí? ¿Alguien que nos puede escuchar en esta casa?
Volvimos a llamar y a golpear las maderas del cerco de la casa, y definitivamente no había nadie más que una vieja radio tocando apenas de la ventana de una de las habitaciones de madera, cual ventana estaba protegida solo por una malla milimétrica, temerosos decidimos entrar a los corredores de la casa que parecía abandonada, solo protegidos por el mejor amigo del hombre, guardián de la casa, dos hermosos perritos, que nos saludaban con sus chillidos y meneo de cola después de habernos ladrado largo rato. En un extremo de la casa encontramos un árbol cítrico ¡Parecían naranjas amarillas que colgaban exquisitas en sus ramas! Y contentos corrimos a arrancar, y nos equivocamos, porque al degustar sentimos que eran limones demasiado agrios.
—Ni modo —nos dijimos con las miradas tristes.
Decidimos descansar en uno de los corredores, de aquella casa, cubriéndonos con los pocos cobertores que llevábamos cada uno. El viento torrencial seguía, y el frío nos hacía temblar, no había otra más que aguantar, la única mujer que nos acompañaba a los cuatro hombres que éramos, sentía desfallecer, sentía demasiado crudo el frío que hacía. Para tratar de olvidar el azote de este fenómeno, mirábamos el cielo estrellado, intentando contar a ver cuántas lográbamos, además tratar de encontrar figuras con la unión de varias de ellas, de tal manera, contando y encontrando figuras, uno a uno nos quedamos dormidos, y los dos perros en nuestros lados como guardianes, también se hallaban recostados. No dormimos por mucho tiempo, porque el frío con su vasallo el viento nos hizo despertar, tras un ruido estrepitoso que causó temor en nosotros. Quizás sería la una de la mañana, el cielo aún estaba estrellado, no podíamos seguir en esa situación, habíamos alivianado un poco el cansancio, así que decidimos continuar con nuestra caminata agarrados de nuestras linternas para alumbrar el sendero por el cual iríamos, abandonamos la casa solitaria, los perros nos seguían, no podíamos dejar que nos sigan, pero igual, estos venían por nuestro atrás. Sabíamos el peligro que corríamos, y peor a esas horas de la madrugada, claro que  durante el día también, el peligro de ser atacados por los animales salvajes de la selva, conocíamos historias de tigres y leopardos, también de gatos monteses que sorprendieron a caminantes como nosotros y se lo devoraron sin piedad alguna. Y nosotros no teníamos nada con qué defendernos si eso nos pasaba; así que solo nos encomendamos en manos del Supremo Creador.
Caminamos amanecido, y todo ese día más, para por fin por la tarde llegar al pueblo, aguantando el hambre que llevábamos en nuestros estómagos. Gracias a Dios los perros en el camino desaparecieron, imaginamos que regresaron a la casa solitaria. Al igual que aquellas personas y yo, nos separamos tras haber llegado al pueblo y por fin haber comido una sopa caliente juntos para luego despedirnos, tomando rumbos dispersos. Recuerdo que la mujer en algún momento dijo:
—Esta caminata que estamos haciendo, corriendo aun todos los peligros que conocemos, necesitamos que alguien la escriba y se quede como parte de la historia para nuestras vidas, miren a ver, cómo estamos sufriendo y padeciendo las inclemencias del tiempo, ¡qué mal hemos hecho para caminar así! ¡A ver, qué mal! ¡Nada!
—¡Yo escribiré! —Contesté entonces animoso— escribiré todo esto que estamos pasando, este peregrinaje que nos tocó encaminar juntos.
—¿En serio? —la mujer me preguntó sorprendida.
—Sí, porque soy escritor y me encanta rescatar historias como esta por la que estamos pasando.
—¡Oh! ¡Felicidades! No será olvidado entonces esto por lo que nos tocó pasar ahora —me felicitó complacida en cada una de sus palabras.
—¡Muchas gracias! —Respondí con regocijo en mi modo de agradecer.

Después de haber cenado aquella tarde, continué mi viaje en ómnibus hacia la ciudad de Santa Cruz. Tenía los pies lastimados de tanto haber caminado, en tanto sol durante el día y frío en la noche, me acuerdo muy bien, llegaron momentos en que me desesperé, pero me acordé de aquellos que esperaban por mí, mis amigos, ¡mi mujer! Y es por ellos que debía continuar con aquel viaje.

lunes, 2 de octubre de 2017

Consumando el amor

Consumando el amor
---*---


Hoy es un día especial  
para ti, para mí, sentimiento celestial,
 sentimiento frágil como un cristal,
porque fuiste noble, fuiste angelical.

hoy es un día maravilloso,
en donde quiero entregar mi alma desnuda,
y mi ser contrito solo a ti,
quiero entregarte mi cuerpo,

para que lo vistas con el manto de tu pasión,
lo untas con la suavidad de tus besos,
y la ternura de tus abrazos,
además el cobijo de tus ensueños.

Hoy es un día importante,
en el que quiero sellar mi amor contigo,
habitar en lo más recóndito de tu corazón;
porque a pesar de todo, yo te amé primero,

y es ahora que reconfirmo mi amor en ti.
Es un día especial, y es ahora que te amo más,
Marizavet, ¡te amo!!!
Un sentir profundo que no puedo evitar,

por eso te pido,
ábreme la puerta de tu corazón,
la ventana de tu alma,
las cortinas de tu sonrisa;

ábreme la belleza de tu mirada!!!
ábreme por favor!!!
es un día especial para ti, para mí,
contigo quiero hacer de este día algo inusual,

en donde podamos recordar,
el aniversario de nuestro amor,
que el sol brille hoy para nosotros dos!!!
con su calor nutra nuestro amor!!!

Mil veces he sido lastimado,
mil veces he llorado,
muchas veces me he desesperado!!!
pero jamás me he rendido!!!

te amo Marizavet!!! te amo!!
son las 8:25 en mi reloj, de hoy 21 de septiembre,
esta hora y fecha será especial para mí!!!
en la que la luz de tu amor regocijó a mi alma!!!

Las melodías de mi corazón son hermosas!!!
cuando tu amor lo inunda
con su fragancia como la de una rosa,
y tu mirada es ternura en mi ser,
aunque haya pasado un día más de locura.

¿Sabes? hoy desperté sonriendo,
porque tu carisma me engalana,
eres hermosa, que a tu belleza nadie la gana,
por eso te amo, te lo voy repitiendo.
te amo Marizavet, te amo mucho!!!

Estoy extremadamente cansado,
no sé qué es lo que me ha pasado!!!
necesito un suplente!
es algo muy urgente!

Me creerás? estoy sorprendido,
porque me había quedado bien dormido,
será por el cansancio, aún no he entendido!!!
Solo sé que te amo mi amor,
¿me has comprendido?

Es lo que me mantiene fortalecido.
y para que mi cuerpo sea redimido,
solo un sándwich eh comido;
aunque un matecito más quisiera tomar,
mas por ninguna parte puedo encontrar!!!
y este frío que me hace temblar!!! Bbbrrr.

Amor mío, ¡amor mío! Hoy me desperté
con muchas ansias de beber
el néctar que conservas en tu vientre,
saciar mi hambre con la suerte
de tus más profundos suspiros sin respiro.

hoy me desperté con ese gran deseo
de explorar poro a poro,
cada milímetro de tu cuerpo,
con mis besos y caricias
para volver a extasiarme
con tu perfume natural de mujer divina.

Esas ansias que tengo de llegar a tu vientre,
para internarme y descansar,
ansias de deleitarme con la hermosura de tu sonrisa,
con tus hermosos pies descalzos;
eres hermosa mujer,
todo me gusta de ti,
por eso te amo!!! te amo mucho!!!


viernes, 21 de julio de 2017

Ante la verdad de los hechos suscitados en la comunidad campesina Pandoja

Ante la verdad de los hechos suscitados en la comunidad campesina Pandoja






Como pasó el tiempo de allá hasta aquí, ¡cómo pasaron los días! Y ya son tres meses y medio, aunque pareciera que fuese ayer, sin embargo, ahora se ve el lamento de familias enteras, el llanto de hijos cuyos padres se encuentran en cautiverio, presos de la injusticia, y es lamentable, es tristeza para mi ser ver esto, ver que mis amigos estén penados, suspiro y me duele hasta el alma.
Recuerdo de aquella mañana lo que pasó y pasaba a mi ver efímero; aun era las dos de la mañana, súbitamente me había despertado, tenía dolores horribles de espalda y el lado izquierdo de mi cabeza, recién esos días daba por terminado un tratamiento más que venía siguiendo desde meses anteriores, quizás tres meses de medicinas, inyecciones y demás, pero esa mañana era inmenso el dolor en mí, por eso me hallaba despierto desde esas horas, ya sin poder cerrar los ojos otra vez hasta que amaneciera; mientras las horas transcurrían, quizás sería las 04:15 a 04:30 de la mañana, sucedió algo fortuito, se trataba del megáfono instalado en la plaza de la comunidad campesina Pandoja, por el cual escuchaba la voz de un hombre, de emergencia convocando la presencia del Corregidor y del presidente de la OTB en la plaza, porque en la comunidad un ladrón había sido sorprendido dentro la casa de uno de los vecinos; esa convocatoria me sorprendió, —¡Otra vez ladrón en menos de dos días! —me dije para mí mismo.
Ya tenía conocimiento que días anteriores también había entrado ladrón a casa de uno de los vecinos, ¡al de mi mejor amigo! Gracias a Dios aquello no pasó a mayores; los minutos pasaban, y en mí el dolor persistía, como que si los huesos en mi espalda estuviesen por quebrarse, a los 15 minutos de la primera llamada, se vuelve a escuchar, la misma voz otra vez convocando la presencia de los dos dirigentes en la plaza. Ya desde ese momento me picó la curiosidad, quería ir a ver qué es lo que pasaba, en ese momento desde mi cama agarraba el celular para ver el correr de los minutos, y quería llamar al 110, porque ya me latía que algo funesto iba suceder si es que la policía no intervenía, me armé de fuerzas para levantarme a pesar de ese dolor que sentía, y me animé ir al lugar; llego a la plaza minutos más tarde, quizás ya sería las cinco de la mañana en punto, en la cual me sorprendo, porque veo un tumulto de gente furiosa a quienes poco o nada las conocía, ellas consigo traían a un muchacho, atado de manos, no sabía de dónde; hasta ese momento todavía no sabía a cuál de las casas es que había entrado; entonces me acerco asombrado, y escucho que le preguntaban con enojo:
—¿Dónde vives? ¿con quiénes vives? Llévanos a conocer tu casa —y le castigaban con vara al joven.
—Vivo en Vinto,  —respondía el muchacho atado de manos en la espalda, quien parecía no sentir el dolor de los chicotazos— Jhon Herrera es quien me ha mandado a robar.
—¿Y dónde vive él? —le volvían a preguntar.
—Él vive arriba, en el barrio, ahorita me está esperando ahí —decía.
Y el gentío, le insistía que le llevara a casa de ese tal Jhon Herrera.
En ese momento me dio miedo a acercarme más, ¡me entró un pavor! Me paré con mi celular en mano en la esquina del pasaje que va a mi casa, y por mi delante pasaba el tumulto de hombres y mujeres, a quienes trataba de reconocerlos, mas no podía, se dirigían al lado norte, llevando al muchacho entre golpes y látigos, eran muchas personas entre hombres y mujeres que hacían eso, los demás solo como observantes, curiosos del cual mi persona también formaría parte, por detrás trato de seguirles, poco a poco acercándome, hasta encontrarme con uno de los jóvenes, para preguntarle de cómo era la cosa, de quién en su casa había sido sorprendido el muchacho “ladrón”.
Ahí me entero que fue sorprendido en casa justo de mi mejor amigo también, en el domicilio de Javier, hombre de bien, aunque a veces un poco obstinado y obsesivo, un poco obcecado por el orgullo él,  con quien nos conocíamos desde infante.
—¿Otra vez a casa de él? —me preguntaba aún más sorprendido.
—Sí, a la misma casa —me respondían los jóvenes con quienes me había encontrado.
En días anteriores a esa madrugada fue sorprendido robando creo que cerca al mediodía, aquello que fue frustrado a tiempo y puesto la denuncia ante las autoridades pertinentes, según testimonio del afectado mismo. Y aquella madrugada que se haya suscitado en el mismo lugar, fue algo para meditar quizás, para reflexionar y buscar la unidad comunitaria.
Los minutos seguían pasando, al joven le hacen llegar al sector de la cancha de básquet, caminando, siempre atado de sus manos en la espalda, lo hacen llegar ahí porque él mismo, había cambiado de versión del lugar donde vivía ese tal Jhon Herrera, en el cual señalaba que vivía en la zona sud ya también, por el sector del Morro, entonces todo ese tumulto aún más enojado, dispuestos a golpearlo más, mientras que otros tratando de apaciguar la situación; hasta ese momento personalmente no veía más que a un dirigente presente en el lugar de los hechos, se trataba del Corregidor, él y solo gente desconocida por mí, entonces me alejé del lugar, quizás ya sería las cinco de la mañana con diez minutos, tenía el celular en mano, dispuesto a llamar a la policía esta vez, claro que de inmediato marqué el 110 y me contesta la voz de una mujer, a quien le explico de lo que estaba sucediendo en la comunidad, entonces ella me dice que debía llamar a la FELCC de Quillacollo, como correspondía, me dan el número de teléfono, y llamo enseguida, en el cual lamentablemente no me contestan, intento una y otra vez, mas nada de respuestas desafortunadamente.
Ya para entonces el tumulto regresaba hacia la plaza con el joven entre medio, a quien entre gritos y golpes con vara le decían que les lleve a casa de ese tal Jhon Herrera, que cuántas casas más iban a ser robadas por él y su supuesto grupo de delinquidores, a lo cual el joven les respondía que cinco casas más iban a ser robadas, y las mismas ya estaban marcadas con espray en forma de muñecos. La gente enardecida le exige que les vaya a mostrar esas casas marcadas; de esa manera le llevan a la orilla del río Huaykhuli, haciéndole pasar por el puente peatonal recién construido, y llegar a la otra OTB, Barrio Ecológico, en el cual señoras de carácter fuerte, especialmente Victoria Illanes, Florinda Quispe, y otras más, vecinas de la comunidad, a quien sí en ese momento las pude reconocer, comienzan a golpear las puertas de las casas, incitando a que salgan los vecinos porque sus casas estaban marcadas para ser robadas también, perros comenzaban a ladrar los vecinos salían a ver de qué es lo que pasaba; es claro que no de todas las casas salieron.
En mi el dolor de espalda persistía, y decidí en retornar a mi casa, llego a la plaza, en la que veo a algunas personas poco conocidas, con quienes entablo conversación de lo que pasaba, a modo de sentarme para tratar de apaciguar mi dolor, ahí recién veo llegar a los otros dirigentes, como ser el presidente del sistema de agua potable junto con el vicepresidente de la misma entidad, al igual que don Jesús Foronda, además de una persona adulta, todos preocupados por lo que pasaba, en ese momento ya sería las 05:40 de la mañana quizás, tenía el celular en mano mas no miraba la hora; Los dirigentes no se animaban ir ante el tumulto rabioso, parecía que ya tenían el presentimientos de ser inculpados por lo que sucedía; ahí aparece mi querido amigo Javier, el afectado de casa, aquel con quien nos conocíamos desde niños; él estaba asustado, lo podía notar en su mirada, no le dirigí la palabra, porque yo también estaba con ese dolor de espalda que me hacía morder los labios, dos de los dirigentes se animan ir al lugar lúgubre, más la persona de la tercera edad, y don Francisco Jiménez, para entonces vicepresidente del sistema de agua potable, quien también es de la tercera edad, deciden quedarse en la plaza o bien retornar a sus casas, por lo visto ninguno de los dos trajinaba celular, entonces el segundo comenta que se debe llamar a la policía, para que intervenga, es cuando mi persona se pronuncia con preocupación, haciendo saber que ya había llamado a la FELCC y nadie contestaba, me pedía que vuelva a intentar, lo hice, y nada que contestaban desgraciadamente, ahí nos separamos él y yo, mi persona se anima volver al lugar de los hechos, ya para entonces la cosa se hallaba peor, el joven delinquidor, se hallaba botado en el suelo entre piedras atado de manos sigue, totalmente golpeado, cerca de la casa donde había sido sorprendido, con pena podía ver a un hombre mayor, alto y robusto, llamado Filiberto, más conocido como el Chatarrero, quien le arrastraba con la pita cual estaba amarrado el muchacho, al igual que otro señor, alto, moreno de nombre Sabino Huanca, quien también le arrastraba de la misma pita cuando el Chatarrero soltaba la misma para golpearlo ya también.
El gentío que parecía ser más para entonces, unos reclamaban por él, otros seguían incitando a que sea golpeado, especialmente la señora Victoria Illanes y su esposo, don Paulino Coca, a quienes si les pude reconocer, ella instaba a los dirigentes a golpearlo, y don Paulino que sí le golpeaba con palos y varas tanto en sus pies como en su espalda, palos y varas que su esposa, la señora Victoria Illanes le alcanzaba, queriendo saber inclusive de cómo es que ese muchacho tenía en su mochila ropa de mujer, y aquel hombre alto y robusto, más conocido como el Chatarrero, después de arrastrarlo un poco por el suelo al joven semidesnudo, le da golpes en su estómago y partes genitales con un palo grueso cual agarraba con sus dos manos; ver eso me horrorizaba, para entonces ahí ya se encontraban las hermanas concepcionistas, quienes trataban de hacer reflexionar al gentío para que no cometieran más ese error de seguir golpeando, es cuando una mujer aparece para golpearle con una piedra en su cabeza, sin piedad, sin premeditación alguna ella le arrojaba las piedras en varias oportunidades directo a la cabeza del joven; por indagación propia llego a dar con el nombre de esta señora, y es que ella se llama Luisa, además es esposa de Filiberto (el Chatarrero); y en algún otro momento otro señor de nombre Crispín, que también apareció, éste estaba con botas de acero, también lo pateó tanto en la cara como en la cabeza del joven. Ahí se encontraban el corregidor y el presidente del sistema de agua potable, no incitando a la violencia, sino buscar otras soluciones, incluso el corregidor instaba a llamar a la policía para que se lo llevara al ladrón, mas la gente no quería eso, incitaban a hacer “justicia comunitaria”, y las hermanas concepcionistas seguían tratando de hacerles reflexionar, incluso haciéndoles recuerdo que estaba cerca las fiestas pascuas y no se debía cometer un crimen por esas fechas, ellas querían llevárselo al individuo al monasterio hasta que la policía llegara, pero el gentío no quería eso, ellos incluso los amenazaban a las hermanas de cómplices del ladrón; entonces le incitaban también al corregidor, que le castigue al muchacho, y éste presionado por ese tumulto le da dos chicotazos con un palo.
Tuve el valor de pasar justo por delante del muchacho, para verlo, él en sus ojos pedía piedad, compasión, mientras que la gente le obligaba a hablar de quienes eran sus cómplices y en donde estaban, y el joven no decía nada, entonces don Filiberto, lo volvía a arrastrar con la pita amarrada, con la fuerza de su hombro, y el muchacho clamaba que no lo haga, que sí iba hablar. Así pasaron los minutos hasta ser casi las 6:20 de la mañana y la policía no llegaba, esta vez yo sí estuve decidido a abandonar el lugar de los hechos, el dolor que sentía era demasiado insoportable, debía ir al médico, cuando me hallaba de ir, en la curva del pasaje que va de la plaza a la orilla del río, me encuentro con las hermanas concepcionistas, con quienes entablo breve conversación del hecho, ellas se lamentaban, igual que mi persona; es cuando por fin escucho el sonido  la sirena del auto de la policía, por fin había llegado, pero no al lugar del hecho, la policía parecía ir al sector de la plaza, y a las hermanas les digo que ya la policía estaba en la comunidad, y ellas un poco dudosas me animan que llame a la policía otra vez, entonces llamo y por fin mi llamada fue contestada, y les explico la dirección exacta del lugar donde se suscitaba el macabro hecho, la conversación no fue más de 40 segundos, y la patrulla por fin se hizo presente en el mismísimo lugar del hecho a eso de las 6:33 minutos, para el cual mi persona se anima a volver al sitio, para entonces el joven ya había sido llevado al pie de un molle, ahí se hallaba botado como amarrado del cuello con la soga que antes estaba atada a sus manos, La policía hizo breve indagación del hecho, comenzó a sacar fotos, incluso entrevistó al joven que estaba golpeado, grabando video con su celular todo lo que respondía el joven, incluso filmó a todos quienes se hallaban en el lugar, incluida mi persona. Hasta ahí pude ver los hechos, luego retorné a mi casa a eso de las 6:45 de la mañana; el joven estaba vivo cuando me iba, y la policía jugaría el papel que le correspondía como tal.
Cuando me hallaba ya de ida a la ciudad 40 minutos más tarde, rumbo al hospital, mediante una vecina con quien nos saludamos, me entero que el muchacho había fallecido. Esa noticia me causó pánico. Claro que esta señora no se hallaba en el lugar de los hechos, de seguro ella se enteró por la voz de otro.
—¡Pero cómo! Si cuando la policía estaba ahí, él estaba vivo. —le dije.
Soy una de las persona que anda viajando por todo el país como artista, como escritor, entonces días después de lo acontecido, mi viaje fue a Yacuiba, Villa Montes, Camiri, para finalmente volver a Santa Cruz; cuando me hallaba en Yacuiba me entero mediante un familiar mío que mi amigo había sido llevado a la cárcel, incluso mi familiar que me anotició, me pedía que llame a sus padres para avisarles de lo que pasaba, yo me hallaba en Yacuiba, no podía hacer nada más que entristecerme.
Y es ahora que en pro de la verdad quiero dirigirme a las autoridades pertinentes al caso lamentable que se arrastra encadenada por la injusticia, quiero dirigirme como un comunario residente que vive más de veinte años en la comunidad campesina Pandoja, quizás desde mis nueve años hasta la edad que tengo ahora, y aunque haya vivido por esos años, les confieso que poco les conozco a los comunarios originaros que viven a lo largo y ancho de la comunidad, y más peor a aquellos como mi persona que llegan por esos lugares también para habitar, mal concepto sería de las autoridades que dicen: —es ridículo decir que no nos conocemos entre vecinos, que incluso en un cuarto encerrado en total oscuridad, con solo escucharse las voces de unos y otros nos reconoceríamos—, yo les digo que solo porque nos reunimos en reuniones convocadas es que nos vemos las caras, nos conocemos de vista. Y en lo personal, si conozco a alguien en mi propia comunidad, es porque se ha destacado aportando a la comunidad ya sea como dirigente o contribución en otra índole por el bien de la misma.
Las pocas veces que estoy en la comunidad, he tratado de corroborar e indagar para que salga la verdad a la luz con lo que sé, con lo que he visto, con lo que he sentido, incluso he acompañado a audiencias de las personas que están detenidas, entre esas personas, mi amigo con quien nos conocimos desde mis nueve años, y es paradójico que él esté detenido en la cárcel después que justo a su casa el ladrón se haya entrado en dos oportunidades seguidas; yo, más que amigo de Javier, como comunario residente, declaro que él es inocente, declaro no porque sea mi amigo, sino porque si lo vi, y es que él en ningún momento agarró ni un palo ni una piedra ni ningún otro objeto contundente para agredir al ladrón, él estaba asustado en ese momento, eso sí vi en él, ahora si los señores justicieros le acusan a él del porqué en ese momento no llamó a la policía, que más bien prefirió llamar a los dirigentes, y por eso ahora esté detenido, yo les digo que aunque ya se hayan suscitado los hechos, él sí llamó a la policía y ésta no le contestaba también; me lo dijo a mí que soy su amigo, y aunque no hubiera llamado, pues para eso está la comunidad, para eso somos vecinos aunque no nos conozcamos bien, que aunque solo nos veamos las caras en reuniones convocadas; para eso estuve yo, e imagino que muchos otros, que si intentaron comunicarse con la policía y ésta no contestó a tiempo; imaginen el tiempo abismal de mis llamadas según extractos que he recogido personalmente de mi línea de la cual he llamado a la policía, ¡son más de una hora con veinte minutos de diferencia! Y es en este momento que quiero desmentir lo que la Policía dice que nadie había llamado a ellos, yo les digo que sí he llamado y tengo las pruebas en mano, así que aquí la policía que no me venga con esa mentira de que nadie les había llamado a ellos, y que por eso ahora estén detenidos cuatro personas.
Imaginen que si el afectado, el dueño de casa en ese momento si pudo haberle llamado a la policía y ésta no la haya contestado, ¿creen que las cosas hubieren sido diferentes? Creo que no; creo que si la policía hubiera contestado de inmediato a mi primera llamada, quizás la historia hubiera sido diferente, quizás no se estaría lamentando como ahora está sucediendo; las autoridades pertinentes deben reflexionar en este aspecto y no ponerlos en cautiverio a inocentes, y de paso tildándonos a los demás de infrahumanos, hay que tildar de eso a aquellos que sí corresponden, a aquellos que a título de justicia meten presos a inocentes, y los verdaderos culpables se estén riendo, libres en las calles.
Suspiro y lamento por las constantes injusticias que se cometen en nuestro  país, a veces hasta y pienso: —entonces dejaré no más ya que el ladrón entre a mi casa, se robe mis cosas y de paso me mate a mí más, luego se vaya, libre, sin afectados ni afectantes— y si lo detienen al ladrón, lo liberen a los dos o tres meses para que sigua delinquiendo con más fuerza todavía como ha sucedido estos últimos días en la ciudad de Santa Cruz por ejemplo.
Otra vez digo que ninguno de los cuatro detenidos es culpable de los hechos lamentables, ni siquiera el que fue corregidor, de quien su nombre no sabía hasta entonces, solo de vista le conocía, ¡a él le obligaron golpearle al delincuente! Y él lo hizo con un palo pequeño, ¡como dando escarmiento a un niño que hizo algo malo sabiendo ya que era malo! ¿Acaso amonestar a un niño es malo? Y peor ¿Acaso amonestar a un ladrón es pecado por el cual ahora don Max Illanes esté preso?, repito, recalco, ni Javier Quispe, ni Max Illanes, ni Francisco Jiménez, ni mucho menos don Roberto Hinojosa son culpables de los hechos, tampoco los otros jóvenes que han sido tildados partícipes en el hecho; y no pueden ser tildados como “peligrosos para la sociedad” solo porque unos artículos de determinados leyes lo digan así, porque no lo son, porque no han matado, no han robado, ni han violado; para mí el culpable es la policía que no contestó mis llamadas, ni la de Javier que igual llamó cuando vio que la situación se agravaba y no llegó a tiempo para apaciguar los ánimos de la gente enardecida a quienes a muchísimos de ellos no las conozco. Y es lamentable ahora que esta misma gente no vaya a declarar, es lamentable que esta gente no colabore con las investigaciones; el que nada tiene, nada teme, así como mi persona que fue a declarar voluntariamente, aunque cuyas declaraciones que di, no me convencieron, porque el investigador no me dejó hablar como yo tenía que decir las cosas, sino como él quería escuchar, por eso ahora quiero dejar mi declaración por escrita, esperando que la situación mejore, antes que me vuelva a ir de viaje esta vez por motivos de salud, quiero dejar esto como testimonio vivo de todo lo que pude ver, de las cosas que pude sentir y de las injusticias que todavía puedo palpar que fueron interpuestas en contra de esas cuatro personas.
Espero que muy pronto se sienta el olor a justicia, así para que todos estemos en paz, en armonía, así para volver a ver la felicidad de los hijos cuyos padres están presos ahora. Y es en este momento que recuerdo la frase bien asestada de una colega escritora, quien dijo: —TODOS SOMOS HOMBRES, PERO NO TODOS SOMOS HUMANOS DE VERDAD—, quienes manejan la justicia son hombres, pero estos mismos pareciera que no fuesen humanos de verdad, al igual que los ladrones y asesinos, todos son hombres, pero estos mismos ladrones y asesinos no son humanos de verdad, y Derechos Humanos los defiende a ellos. Entonces desde esta perspectiva debía cambiar la consigna misma de Derechos Humanos y, más bien llamarse Derechos de Hombres, porque defiende los derechos de aquellos que incluso se comportan solo como hombres y no como seres humanos de verdad.
Es todo eso en cuanto yo decidí declarar voluntariamente, como un comunario residente con más de 20 años de vivir en el lugar, en honor a la verdad y la justicia, justicia del cual espero que no esté más enceguecida, justicia del cual espero no cometa más injusticias en contra de inocentes, y para constancia, firmo al pie de este testimonio para fines valederos.

Atte.:

_______________________________
Efraín Muyurico Alaka
C.I. 7902954 CBBA


sábado, 18 de marzo de 2017

Puno York

Puno York


Vista con los Ojos Rojos del Poeta

IMPRÓLOGO

mi andar
se hace espacioso
profundo
recodo mental
geografía teñida
e ignorada
desde afuera
no todos los caminos
caminan solos
arrastrando polvareda
es un dolor que duele

menos que una muela

Nelson Van

Biografía de Nelson Van


Nelson Jaliri. Es Artista Plástico y poeta. Ya recorrió mucha tinta en los papeles amarillentos de su archivo personal. Lo cual se traduce en varias publicaciones de carácter literario desde 1996, no solamente a nivel  local, como a nivel nacional, por ejemplo sus textos poéticos fueron publicados en la revista Def-Ghi Comunicación  y Arte en Santa fe Argentina. Varios libros publicados entre poesía, narrativa, ensayo, crítica e  historia. Su nombre figura en antologías, como “Cambio Climático” (Panorama de la Joven Poesía Boliviana), antologada por Jessica Freudenthal, Benjamín Chávez y Juan Carlos Ramiro Quiroga, la misma que fue traducida al francés; ”Días de Poesía”, Imaginea Arte y Cultura, Festival Internacional de Poesía; “Antología Comentada de la Poesía Boliviana”, de Roberto Ágreda Maldonado; “Potosinos en la Cultura Boliviana”, de Elías Blanco; y “Chamote (Antología de la Poesía Latinoamericana),de Gito Minore la misma que fue publicada en la Argentina.

Varias exposiciones individuales y colectivas, a nivel local, nacional  e internacional, como Puno, Tacna y Buenos Aires Argentina.

Actualmente es Director y Editor de la Revista Nacional de Literatura A PRUEBA DE FRÍO y Docente de la Carrera de Artes Plásticas de la Universidad Pública del Alto de La Paz. Participó en varios encuentros y festivales, como de poesía y de pintura.

Obras Publicadas:

1.- Autología Repertorio poético

2.- Amujabi be be

3.- Puno York



domingo, 22 de enero de 2017

Con Justina - Prólogo

Prólogo

La novela —Con Justina al alcance de la justicia—, es una obra autobiografiada del mismo autor y escritor. Un joven talentoso y dedicado a escribir obras de reflexión, que con mucha paciencia y delicadeza se puso a escribir su vida misma, durante diez años que investigó su procedencia y, donde inicia su desgracia que lo marcó para toda su vida; porque los que se consideren escritores, deben dejar huellas y empezar a escribir sus propias vidas, porque allí sabremos de dónde vienen y a dónde van.
Efraín un amante de la literatura, quien en su inspiración tiene por autoría las obras publicadas como ser: —En la hacienda de don Pedro—, —Luz María luz de amor—, —Sueños y esperanzas—, —Reveca— y —La dicha de ser padre—.  Creo que con este tipo de talento de cada cien hombres, uno tiene, cuyo esfuerzo fue reconocido y premiado por el Gobierno Autónomo Municipal De Quillacollo y la Brigada Parlamentaria de Cochabamba el Año 2014.
En todas las obras escritas por nuestro autor se puede apreciar un profundo dominio de la  gramática y la narración y, un profundo escritor de poesías, quien con mucha paciencia y delicadeza utiliza las palabras exactas para cada párrafo y/o estrofa, que al momento de leer nos hace imaginar y ser parte de la misma  obra.
El poder escribir nuestra propia autobiografía, es como pararse al borde del camino por donde estamos caminando, para saber de dónde venimos y a dónde vamos, si nunca hemos tenido la oportunidad de escribir nuestra vida en un papel, es como si nunca nos daríamos la tarea de existir en esta sociedad. Al escribir nuestra biografía, es como evaluarnos a nosotros mismos, el qué hemos hecho por nosotros mismos y la sociedad que nos observa y, una vez evaluándonos podremos construir un pilar fuerte de nosotros mismos, con nuestros sueños y metas que en el presente  y futuro buscaremos siempre mejorar.
En esta última el escritor se inspiró en su propia vida, aquella que refleja en la novela, como si él mismo se viera en un espejo cada momento que se ponía a escribir, y con las lágrimas en los ojos empezó a narrar la trágica historia que le tocó vivir a nuestro autor, es una obra que al momento de leer, uno no termina de entender que puede existir malevolencia en algunas personas que aunque sean nuestros progenitores pueden ser nuestros enemigos.
El libro —Con Justina al alcance de la justicia— es una narración que el mismo autor utiliza para narrarnos su propia vida,  desde su infancia y sus sueños que con el pasar del tiempo se hacen realizada, la novela nos cuenta en forma detallada el dolor  y las tristezas que pasó nuestro escritor, para que el lector pueda reflexionar a lo que están sometidos nuestros indefensos niños. 
Espero que la obra nos permita reflexionar como hijos sobre nuestros padres y, como padres sobre nuestros hijos, del cómo les estamos educando y qué tipo de amor le estamos dando, porque si nosotros no construimos la educación en nuestras casas, la escuela será el impulsor del cambio de la sociedad.


Prof. Javier Quispe Leniz

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