Los milagros de Jhufay
(Dedicado con todo el amor del mundo a:
Justina Fuentes A. quien día a día me
abraza y hace sonreír a mi alma).
Mientras un grupo de niños esperaba la llegada del
crepúsculo, allá en los valles campesinos de Quillacollo, estos pequeños que
animosos jugaban a los escondites en espacios denominados como área verde de
recreación múltiple. La sonrisa dibujada en cada uno de los tiernos rostros es
lo que engalanaba más la llegada del ocaso, al compás de sus gritos alegrados,
movimientos precipitados, incluso caídas súbitas suscitadas, claro que, sin dolor.