Como volver a nacer
Presentación
Bien sé que no todos estarán
de acuerdo con mi posición con relación a una situación o régimen, ya sea en lo
político, religioso o incluso, manifestaciones sociales por diversos
aconteceres. Pero al final, es mi posición, mi ideal como la de todos,
independientemente de cualquier régimen, entonces:
El que no está conmigo, es
porque está con mi enemigo.
No, mentira.
Y como seres humanos, hemos
visto que este universo entró en pausa, estamos pasando una de las más soeces
pandemias de los últimos tiempos, cual pareciera que nos quiere mostrar algo, y
a partir de ello buscar nuevas formas de vida, reconociéndonos a nosotros mismos
como propiciantes de catástrofes y vivir nuevas realidades.
Y
estas situaciones han creado divergencias en las familias, temor en los
hombres, miedo en los niños, zozobra en los ancianos, que jamás pensaron ver
estas cosas.
Ver
muertos cada día y no poder sepultarlos de manera normal, es otro pavor en los
seres humanos.
Estas
situaciones, además de crear divergencias en las familias, también ha creado
rupturas de hogares, de parejas, y es una de ellas cual se refleja en esta
reflexión, relatada cronológicamente desde que la pandemia llegó al país.
Aconteceres
lamentables que se suscitan sin premeditación alguna, sin valorar esfuerzos que
giran alrededor de una mujer-madre.
Es
lo que les presento en esta oportunidad, para que puedan premeditar antes de
actuar en estos tiempos en los que la pandemia nos asecha sin discriminación.
Espero
lo disfruten. Aunque mi mayor intensión más que la
recriminación a una particular acción, es llamar a la
reflexión, con esta redacción.
Atte.:
El autor.
--*--
«Los obstáculos nos creamos
entre hombres, (al decir hombres, me refiero a ambos sexos), y si esto va a
seguir así, ¿dónde queda el principio de humanidad?» La pregunta en mí se
formulaba aquella tarde cuando retornaba de la ciudad de Sucre a Cochabamba.
Esa misma pregunta lancé en las redes sociales, en las que miles y miles de
seguidores están pendientes de mis movimientos. Y claro, las respuestas no se
dejaron esperar; de todas, una fue más certera y decía: «Entre ambiciones,
fanatismos y servilismo dogmáticos. Está en la Biblia. Somos nuestros propios
enemigos». Dicha respuesta dejando en claro que somos más viles que las fieras
del campo.
Y hoy todavía recuerdo a
detalle aquel lunes, 16 de marzo, todo pasó lento como la misma noche en su más
negra oscuridad, sin que nadie viera por lo que mi cuerpo pasaba, ya a dos días
de haber estado en la ciudad de Oruro.
Días antes aún me hallaba en la ciudad de Sucre, quizás algo
desmoralizado por lo que afrontaba, pero aún así, fuerzas tenía para reiniciar
mis actividades artísticas, después de haber abandonado por algo más de casi
tres años, por factores que no me acompañaron bien en los últimos años. En
algún momento trataba de cambiar destinos para bien de mí mismo, con la ayuda
de alguien más, que para mí se convirtió en algo especial, en lo sagrado e
importante después de mi madre; claro que la felicidad en mí nacía, y quería
hacer todo para que no se derrumbara, incluso con la ilusión de forjar mejores
días, traspasé fronteras, porque era un motivo especial, muy especial para mí,
y me daba fuerzas para seguir en este nuevo camino...
...¿Quién podía
imaginar que afrontaríamos esta horrible situación que se presentó casi en todo
el mundo de manera repentina?, ¿quién estaba preparado para contrarrestar esta
pandemia que hasta el día de hoy ha matado a millares de seres humanos?, y
sigue matando, además de millones y millones de infectados, virus que no
discrimina a nadie, todos son vulnerables ante su soez letalidad, ni ricos ni
pobres, ni moros ni cristianos, ni religiosos más espirituales que antes
profesaban fe para sanar enfermos han podido huir, muchísimos líderes
religiosos van muriendo penosamente, al entero de sus seguidores. Ni políticos
más radicales han podido huir de su sagacidad de este mal; con dolor y pena se
escuchaban el grito iracundo de hombres y mujeres de todo el mundo, por sus
muertos que no podían enterrar ni acercarse si no es bajo estrictas medidas de
bioseguridad.
Todavía hoy en día sucede eso,
muertos por aquí, por allá en las calles. Una cruel realidad (y una vez más
repito), para la cual nadie estaba preparado, ni siquiera los científicos más
reconocidos, ellos más bien tuvieron que sacudirse la cabeza para intentar
buscar una respuesta a esto que se vino. Hoy en día aún están en busca de la
dosis que pueda frenar este mal, mientras que los seres humanos en su
desesperación corriendo de aquí allá, tratando de adaptarse a la nueva
realidad, nuevas maneras de convivir, bajo medidas ordenadas por los
gobernantes para evitarse el contagio masivo. Ni aun así, muchos de los hombres
aún siguen infringiendo las nuevas normativas dictadas, el capricho, la
insensatez, la imprudencia...
...Con ello,
esperanzado que pronto regrese la tranquilidad, no sé por cuánto tiempo más
soportaré esta ausencia, que cada vez, más me aniquila, me deja sin hálito, más
que el dolor en mi ser. Solo a ella se le tuvo que ocurrir dibujar falsas
realidades, pintar falsos imaginarios, a ella, a «Justina Fuentes Ayca», quien
no supo valorar esfuerzos más que aferrarse a su egocentrismo y actitud
infantil, aun siendo madre, más que mujer, como ella misma se define. Ella con
la mente, el pensamiento distorsionado, como aislada de sus cabales, perdiendo
juicio de su misma expresión.
Reconozco, y
al inicio cometí un error, el error de haber hecho caso una llamada, una simple
maldita llamada, cual persona que después de todo se negó. Sin embargo, de los
errores se aprende, y este error me dejó una gran lección, y es que debo dejar
de preocuparme por los demás, por más cercano familiar que sea y se esté
muriendo en su regazo, entre flores marchitas, en la vereda del olvido; debo
preocuparme por mí mismo, por mi superación personal, ya que la persona por
quien más nos preocupamos, muchas veces nos apuñala por la espalda, negándonos,
incluso desconociéndonos, enajenándonos.
Desde hoy en
adelante nunca más, (una vez más repito), por más que me digan que se está
muriendo. Tarde o temprano todos moriremos, y quizás de muertos, también
seremos colocados en el baúl de los olvidos, de eso nadie escapa. Es nefasto,
pero también es la realidad.
Para acabar, debe quedarnos
claro que, este nuevo virus llamado Coronavirus, Covid - 19, que ahora nos
asecha, no ha venido de paseo, convulsionar a la gente y, luego irse, ¡no!; ha
venido para quedarse para siempre, el hombre con sus experimentos equivocados
lo hizo venir para que sea un habitante más entre nosotros; ahora el mismo
hombre debe buscar la manera de frenar el avance de su letalidad y aprender a
convivir con ella.
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