Revuelos en el tiempo
Resonancias en la vida
Todavía recuerdo aquel 1 de agosto de 2010, sería un viaje exploratorio al lugar de mis orígenes, al lugar donde nacieron y crecieron mis tatarabuelos y abuelos, también aquel de quien llevo en mis venas su sangre, lamentablemente no merece que le llame padre. Recuerdo que de esos lugares remotos me trajeron para la ciudad cuando apenas tenía 4 años y, desde ahí no volví si no es hasta cumplir 24 años en 2010, o sea, de 20 años estaba regresando; aquel año, la inquietud del viaje sería en busca de respuestas a ciertas inquietudes que me tenían intranquilo desde muy niño; claro que en ese viaje sucedieron muchas cosas no esperadas, aquellas que ya están escritas en el libro cuyas páginas narra mi historia, el libro simplemente titula: CON JUSTINA AL ALCANCE DE LA JUSTICIA.
Y después de más de 10
años de aquel último viaje, mi situación se agravó un poco más de la que ya
estaba, bien en el libro mencionado anteriormente, narro las horribles
adversidades por las que he pasado casi desde mi nacimiento, pero he ido
venciendo cada batalla que tenía que pelear, hasta este ultimo año 2020, en el
mes de octubre una vez más me sometí a una nueva cirugía la parte afectada de
mi cabeza; recuerdo que semanas antes sentía horribles dolores de cabeza,
mareos y, hasta la vista se me nublaba; eran ocho situaciones diferentes, por
los que el especialista ordenó que me hiciera nuevos exámenes de tomografía, para
saber que pasaba y, en los resultados salieron que sí habían anomalías y debía
ser intervenido quirúrgicamente para controlar dichas situaciones.
Ni modo, no había de
otra, pero como que me quedaba sin medios para someterme a dicha cirugía, es
cuando acudo a mis amigos para que me pudieran ayudar, no tenía casi a nadie
más que a ellos, además de mi madre y alguno que otro familiar en esos
momentos; gracias a Dios, todos mis amigos, mis colegas escritores se
movilizaron para recaudar fondos y someterme a dicha cirugía requerida. Aunque
en el momento de la cirugía se complicaron las cosas y casi me pierden; los
médicos lucharon dos noches para salvarme, de esa manera logran recuperarme.
Dios me estaba dando una nueva oportunidad de vida, utilizando las manos de los
médicos que me restablecieron.
Y desde ese momento
vinieron diferentes etapas de recuperación, procesos de rehabilitación a las
que todavía me someto hasta el día de hoy. Desde aquella cirugía, la situación
para mí, fue como si hubiera nacido recién, tuve que aprender a caminar, a
mover mi brazo afectado, aquello que todavía me cuesta hasta ahora. Pero
gracias a mis amigos, a mis colegas escritores, quienes siempre me están
alentando con sus agradables visitas o llamadas, estoy saliendo adelante,
gracias a la solidaridad de todos ellos, voy venciendo esta dura batalla que me
tocó pelear en estos últimos tiempos, y vaya situación, justo cuando también
todo el mundo está atravesando una cruenta pandemia, que se está llevando
millares de vidas.
Como al inicio dije,
fue un viaje llena de inquietudes aquel agosto de 2010; y de ahí aquí, han
pasado once años más, cuando me convocan que deba hacer el esfuerzo de ir, por
encima de la situación delicada en la que todavía me encuentro, animándome que
mi presencia por esos lugares era importante, toda la comunidad debía saber la
situación en la que me encontraba, para así, ellos también puedan hacer algo
por mí. De ese modo es que llego en 18 horas de viaje, siempre bajo el cuidado
de mis parientes, quienes durante el viaje estaban pendientes de mí.
Fueron momentos muy
gratos aquel reencuentro con más parientes que vivían en aquel valle andino
llamado Corofaya, el origen de mis raíces, donde se originó también la macabra
situación para mí. Bueno, eso ya está escrito en el libro que narra a detalle
lo que pasó.
Volver a ese lugar
después de más de 10 años, despertó nostalgia, en mi mente se escenificaron mi
corta vivencia desde que tuve uso de razón, hasta mis 4 años en el que abandoné
por decisión de mi madre y aquel hombre poseído por el mismo demonio y sus
siete Principados, de los que no pudo liberarse nunca hasta el día de hoy, y
pienso que será así hasta el día de su muerte; hasta mientras, divagará en esta
vida, acompañado, más bien dicho, poseído por esos siete demonios. Qué triste
por él, que no se da cuenta de la maldad que hace a su familia, ¡a su misma
sangre!
Volver a Corofaya
después de más de 10 años, para mí, fue volver a escenificar sin querer
aquellos aciagos momentos de mi corta infancia por esos lugares, y hasta casi
se reabren en ese momento, las heridas causadas en mí niñez en esa misma
comunidad; pero tuve que reprimir y contener mis lágrimas al sentir que se
escenificaba lo que no quería, lo que ya estaba en el pasado amarrado entre dos
cuerdas frágiles que estaban a punto de romperse.
Mi intención era hacer
saber todo eso que me había pasado en mi infancia y la situación en la que me
encuentro actualmente, a los habitantes de aquella comunidad remota en Norte Potosí,
para que comprendieran mi realidad y, juzguen para bien o mal los actos
macabros de él, se sensibilicen conmigo, pero no se pudo, porque no estaba él,
tenía que haber estado, para que escuchara lo que tenía que expresar de él
mismo, de frente, apuntándole con el dedo, para que no se enterara de otras
voces.
Bien sabía que habitaba
por esos lugares junto con su hermana, pero llegado el momento, no había rastro,
simplemente o se escondió, o se esfumó, en complicidad de su hermana, quien la
llevó por esos caminos lúgubres, con sus dotes de bruja, cuyas maleficencias
también resalto en el libro mencionado anteriormente. No había rastro de él,
porque seguro es que se enteró que yo llegaría por esos lares, y como sabía que
llegaba yo, no quiso dar la cara, como siempre lo venía haciendo, pensó evadir
la situación con esconderse simplemente una vez más.
Algo que rescato de este viaje, también es la reafirmación de: “quien no está conmigo, es porque está con mi enemigo”, refiriéndome a personas que sensibilizados me preguntaban por él, y cuestionaban mi accionar, como si fuera una maldad en contra de aquel quien en su ser aloja a los Siete Principados de la maldad especificados en la Biblia y, le maneja a él como si fuera un simple muñeco manipulable a diestra y siniestra, arriba y abajo, adelante y atrás. Me da pena por aquellos que han sido engañados por las apariencias falaces de aquel infrahumano, espero que algún día se den cuenta de ese vil engaño, luego vengan hacia mí, para que estén de mi lado y juntos podamos luchar por la justicia que tanto necesitamos.
Con todos esos
objetivos no alcanzados, pero con la solidaridad y sensibilidad de los
habitantes de Corofaya, me vuelvo a Cochabamba, claro que aprovechando y
haciendo el esfuerzo de hacer una gira esporádica por algunas regiones más del
Norte Potosí y la ciudad de Oruro, de esa manera, logrando visitar a algunos
amigos y colegas escritores quienes me ayudaron en los días que me operaba.
Siento y estoy agradecido con todos quienes me apoyaron en esos momentos
difíciles en los que me encontré, estaré agradecido eternamente; con los que me
encuentro, les agradezco personalmente, es mi sentir.
Nombrar a todos mis
amigos y colegas escritores quienes se solidarizaron conmigo en aquellos
difíciles momentos, sería una enorme responsabilidad para mí y, estoy seguro
que no podría mencionar a todos, porque fueron muchísimos, por eso es que
mediante esta reflexión quiero llegar a todos con mis agradecimientos que nacen
desde mi corazón humilde, el que haya estado en el camino de las letras, abrió
las puertas para una buena y grandiosa cosecha de amigos incluso fuera de las
fronteras de mi país Bolivia. Gracias, les digo a todos ustedes, queridos
amigos, mil veces gracias.
Sé que pasaré por
muchas situaciones más, quizás unas más duras que otras, pero también estoy
seguro que venceré cada una de esas circunstancias, como las fui peleando y
venciendo desde que era pequeño.
Queridos amigos,
apreciados colegas escritores y, familia, tomados de la mano a distancia, sigamos
venciendo barreras que se nos presentan en esta vida, con lo que sabemos hacer,
unos escribiendo, otros aportando nuestros conocimientos en los diferentes
ámbitos de la vida.
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