Respirando aires mineros, con sabor a libros
Después de un par de años, en haber hecho una pausa en mi recorrido con los libros, por situaciones que casi me desvían de este camino maravilloso, me siento muy feliz de haber regresado por aquellas regiones andinas del país; primero fue Oruro, luego Potosí y, finalmente, Llallagua; lugares donde el calor humano es acogedor, regiones donde la hospitalidad es de ponderar; en esta oportunidad quiero resaltar el esfuerzo que se hizo para llevar adelante actividad de esta naturaleza, a las que las autoridades le dan poca importancia. En algunas regiones, hasta no quieren ni que se lea un libro y, decomisan bajo la consigna de que no es permitido.
¡Me pasó a mí, el año anterior! Bueno, pero ahí vamos, los escritores seguimos tratando de salir adelante, difundiendo lo que escribimos, en actividades organizadas como la de Llallagua.Públicamente
es que felicito a mi gran amigo, Roman Flores Colque , quien con mucho
esfuerzo logró que se llevara adelante esta actividad literaria por casi una
semana, felicito a él por tener ese espíritu de cultura literaria e impulsar
que el hábito a la lectura no muera aún en regiones más recónditas, en este
caso especialmente de la región norte potosina.
Sé
que no será la última vez, sé que habrá muchas más, actividades de esta
naturaleza, donde no solo se exponen libros, sino, se dialoga con los lectores,
se interactúa de manera dinámica, a través de conferencias, presentación de
libros y más, aquellos que motiven al ciudadano a que siga por el camino de los
libros, por el sendero del hábito a la lectura.
Y
eso es lo que sucedió en la feria expositiva del libro en Llallagua, con la
presencia de escritores de talla, como es, Miguel Ricaldi, Freddy Arancibia
Andrade, por ejemplo, y otros por nombrar, además de mí, Efraín Muyurico Alaka,
claro que sí, por poco y me olvido.
Un
acontecimiento más que no será olvidado en el sendero de las expresiones
literarias por donde voy caminando. Un acontecimiento más que será contado como
experiencia y ejemplo para que autoridades locales de otras regiones
reflexionen aunque sea por un segundo y, traten de incentivar también, actividades
expositivas de esta naturaleza. Que no solo estén de palco, o que no solo
aparezcan para sacarse fotitos y pongan en sus informes diciendo que “están
haciendo cultura”, o expresando que “están apoyando a la cultura literaria”,
hipócritamente; se necesita acciones, no palabrerías. Con esto, exhorto
especialmente al municipio de Quillacollo, a sus autoridades, que aunque sean
nuevos, siguen la lógica de las anteriores, el de seguir robando, el de seguir
inventando “normas”, para continuar con las represiones y saqueos como me
hicieron a mí el año pasado. Exhorto que dejen de beber del sacrificio del
pueblo humilde, que más bien trabajen en pro del progreso, en pro de la
cultura, en esta oportunidad; que cultura no lo interpreten solo en ch’allar cada
primer viernes del mes, cultura no solo es el Carnaval, o fiesta de la virgen
de Urcupiña, o las ferias de comidas tradicionales a los que tanto les gusta ir
cada domingo y llenarse la panza hasta empacharse gratis.
Cultura
también es el incentivo del hábito a la lectura, cultura es forjar escritores
desde las comunidades, para que no muera la historia de nuestros pueblos. Eso
pido para Quillacollo, desde mi retorno de Llallagua, que en este momento me
encuentro en pleno viaje, contento de haber sido parte de la fiesta literaria,
por esa región.
Una
vez más felicito al precursor de este evento, a Román Flores Colque, y a los
pocos compañeros de la cultura literaria que le colaboraron en la organización.
Será hasta otra oportunidad.
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