En el 119 aniversario
QUILLACOLLO: ENTRE LA NEBLINA NATURAL Y SU ANUBLADO FUTURO
Johnny Fernández
Rojas
Periodista y
gestor cultural
A la fecha,
Quillacollo no sólo está cubierta con el manto de la densa humarada, sino
también por las tinieblas de su porvenir.
Lo borroso y lo incierto de su futuro, principalmente, en lo referido a su desarrollo urbano, tiende a asegurar un contexto lóbrego y sombrío.
Las autoridades
municipales de este municipio, con una asombrosa actitud sucumbieron en la
simple ineficiencia e ineficacia, y se dejaron capturar incondicionalmente, por
la contemplación y la inercia, por lo menos, en estos cuatro últimos años.
Antes de ese
lapso, particularmente Héctor Cartagena Chacón, alcalde de este municipio, vociferaba
en las calles y en los medios masivos, trabajar por Quillacollo,
principalmente, con la construcción de tres mercados (uno en el norte, otro en
el centro y el tercero en el sur), la peatonalización de la Plaza Bolívar, la creación
de la empresa municipal del aseo, el funcionamiento de la universidad
metropolitana del Valle Bajo, descentralización del sistema sanitario,
construcción de un hospital de tercer nivel, etc. Pero, ninguno de ellos, aún
encuentran visos de materialización, más bien, la decepción y la duda se impusieron
en la población, por la nefasta gestión municipal.
Con seguridad, a
este periodo se le recordará por alterar sustancialmente su inicial slogan:
“Hechos y no palabras”, al que se empeñaron en invertirlo apresuradamente en: “palabras
y no hechos”, y que se constituye en la característica de esta gestión.
Se aprobó un Plan
de Desarrollo Integral al inicio de esta administración, y después de tres
años, ni el personal técnico municipal, conoce a plenitud ese instrumento de
desarrollo, y que concluirá su vigencia el siguiente año, es decir, ese plan que
prometía ánimo y expectativa, quedará archivado otra vez, y con seguridad, las
siguientes autoridades, harán lo propio.
Los fiscalizadores
(concejales) que deambulan sin horizonte y los supervisores que cuentan con el
mandato de observar el cumplimiento de tales procesos (Control Social, Comité
Cívico, Juntas de Distrito y otros), se pavonean por las calles, zanganeando y
errantes por doquier, remolcando su incapacidad, y extraviados en el incumpliendo
de sus funciones y responsabilidades.
La humarada que
vive Quillacollo, dificulta la visión a su población, y se la puede comparar a
la situación que llevaron las autoridades de este municipio, es decir, vivir en
la penumbra del desarrollo, en algunos casos notorios, asfixiada la esperanza y
principalmente, con la infecunda pretensión de elogiar una administración, que
actuó en la nebulosa edil: sin nitidez y sin transparencia.
Es en ese
panorama, que la población quillacolleña, se apresta a conmemorar los CXIX años
de su creación como provincia, es decir, que la actual neblina, evita,
inclusive, una visión apropiada del presente, y el futuro prácticamente empañada.
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