En Quillacollo
CONCEJALES, SIN PRESENCIA, SIN PROPUESTAS Y SIN RESULTADOS
Periodista
y gestor cultural
Hace más de tres años, y como resultado de la consulta popular, se cambiaron a las autoridades municipales en Quillacollo, así también lo hicieron en todo el país, sin embargo, en ese lapso, la población quillacolleña, al parecer no se percató de ese cambio, específicamente, de los concejales.
Pero no todo pasa desapercibido, porque el erario
municipal, es el que registra asignaciones presupuestarias que ascienden a casi
una decena de millones al año, y eso sí, es notorio. Según la “Rendición
pública de cuentas final 2022” del mismo Concejo, que esta “colgado” en el
internet, reveló que este Ente Deliberante, haber dispuesto de un monto
aproximado de Bs 9 millones, en ese año.
De esa referencia, llamó la atención el informe de la “Comisión
de Cartas Orgánicas”, a la que se le asignó un monto, que bordeó los Bs.
493.000.oo, y en cuya la explicación pública, se conoció que solamente se erogaron Bs 103.oo,
que representó el 0.02%, es decir, nada. Sin embargo, a los integrantes de esa
Comisión, les fueron pagados disciplinadamente 13 mensualidades. Que, en
términos contables, cada concejal recibió una suma superior a Bs. 180.000.oo,
en ese periodo.
Cuando un funcionario no se ciñe con sus mandatos,
pese a que inclusive juró cumplirlos, lo que corresponde es hacer la respectiva
devolución del monto recibido y retirarse del cargo, por que demostró, una contundente
ineficiencia y una manifiesta ineficacia, que en la jerga municipal, se lo
denomina incapacidad de gasto.
El cuestionado e ilegítimo representante del “Control
Social”, que estuvo presente en ese acto, identificado en el video de ese
informe, debió exigir o demandar, la imposición de las severas sanciones civiles
y hasta penales correspondientes, por las evidentes omisiones de los
transgresores municipales. Pero, ya es un hábito que sólo aparece, cuando hay
cámaras y adherido al alcalde.
Si los conejales, después de reconocer que cometieron
faltas por acción u omisión, de oficio deberían someterse e ipso facto a la
ley, para su respectivo castigo. Una vez cumplido con su penalidad, y si son
absueltos, se inferiría que podrían dormir
plácidos y con la conciencia tranquila.
La reveladora información de la comisión municipal citada,
fue una muestra de esa casual confesión. Si se haría una revisión de anteriores
y posteriores actos confesionales populares, seguramente, afloraran
incompetencias e ineptitudes para ejercer los cargos, y esa labor es
responsabilidad de las organizaciones sociales, que deberían defender
innegociablemente los intereses de los quillacolleños.
Son más de tres años, y resta muy poco para la
conclusión de esta gestión, y ojalá que los actuales miembros del Ente
Deliberante, ofrezcan a su salida un informe que conforme, aunque no satisfaga
a la población, ese hecho también motivaría en la población, un relativo alivio,
júbilo y esperanzas por un ansiado mejor municipio
Con más dudas que certezas, se aguardará en este breve
lapso restante, el tratamiento del propósito principal que debería ser asumido:
la Carta Orgánica Municipal, que sólo se la menciona en constantes ocasiones,
es decir, que se circunscribe a sólo ella: menciones. Ese instrumento jurídico prácticamente
regulará el desarrollo integral de Quillacollo, y que garantizará condiciones mínimas
para vivir, a los quillacolleños, como ciudadanos del Siglo XXI, pero como se
dijo, sólo es objeto de simple y permanente mención.
Para la elaboración, el análisis de los aportes, las
sesudas consideraciones, la adopción de consensos con la población y la
aprobación final de la Carta Orgánica, exigirá un intenso y extenso trabajo, y
precisamente, los concejales prescinden de ese hábito.
La costumbre a la contemplación, a la inercia y a la
ausencia de criterios para la proposición de ordenamientos del flujo vehicular,
estímulos para los emprendimientos económicos, lo recuperación de la atesorada
historia, la real fiscalización a la desvariada y extraviada función del
alcalde, etc. etc. es, decir, el patrocinio de políticas sociales y económicas
para Quillacollo, al parecer, ni se les cruzó por sus mentes de los actuales concejales.
En la página electrónica de esta instancia edil,
sentencia con relación a sus funciones: “Misión: El Concejo Municipal de
Quillacollo, se constituye como el Órgano representativo, deliberante,
normativo, fiscalizador de la gestión municipal. Formula políticas de
desarrollo humano, social económico, urbano y regula el ordenamiento municipal
a través de Leyes, Resoluciones Municipales y Ordenanzas, promoviendo el
control y fiscalización transparentando la gestión municipal”.
Mandatos tácitos y claros, pero por el actuar de los
Deliberantes, en estos tres años, se puede deducir que, no los leyeron sus
propios preceptos, o que finalmente, no lo entendieron.
Consecuentemente, la permanencia de los mismos en esos
espacios de poder, caracterizados por su esterilidad e improductividad, solo
causaron y causan daño económico y social al municipio, obviamente, de manera
irrecuperable.
Para enmendar, aunque tardíamente, podría ser el
relevamiento total de los mismos, por el equipo de suplentes, que seguramente,
ellos podrían dedicarse a auxiliar, este censurable estado de situación.
La Ley 482 del 9 de enero de 2014, referida a la Ley
de Gobiernos Autónomos Municipales, en su Capítulo II, artículo 12, sentenció
para sus funciones de los concejales: “Aprobar el Plan de Ordenamiento
Territorial Municipal, que incluye el uso de suelos y la ocupación del
territorio, de acuerdo a políticas de planificación territorial y ordenamiento
territorial a nivel central del Estado, en coordinación con los planes del
nivel central del Estado, departamentales e indígenas
Añadió, en el siguiente artículo: “Aprobar el Plan de
Ordenamiento Urbano y Territorial, propuesto por el órgano Ejecutivo Municipal,
en concordancia con la normativa vigente”
Probablemente, por esa instrucción, se encuentra en
vigencia, el: Plan de Desarrollo
Territorial Integral 2020-2025 (PDTI), pero no se la socializó en la población,
ni siquiera el personal técnico municipal conoce a plenitud, no se verificó su
utilidad y próximamente estará vencido, y con seguridad, dará lugar a otro, sin
siquiera evaluarlo, mientras la labor fiscalizadora, como en otros casos, definitivamente
ausente.
En definitiva, los actuales concejales por su
incompetencia e impericia, se limitan a buscar refugio en la sombra del
alcalde, quien también demostró manifiesta irresponsabilidad e ineficiencia en
su administración, es decir, al parecer ambos se juntaron para guarecerse y
autoprotegerse de sus inacciones. A ese “dúo”, se adhirió como “estampilla” e
incondicionalmente el Control Social, que será motivo también de futuras
consideraciones.
Mientras tanto, ¿quién le da una mano a Quillacollo?
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