La ingratitud de mi alma
Otra vez es 12 de noviembre, y tengo tanto por
decir hasta este momento, tantas cosas que he sobrellevado hasta estos instantes,
es verdad que me encuentro un poco endeble en cuerpo y alma, porque en estos
últimos meses me he vuelto a enfermar, enfermo mi ser, sediento mi alma, mi
espíritu se halla en una plegaria por paz para todo mi ser.
Hace casi un mes pasado un dolor casi me mata,
y todavía recuerdo, en plena actividad literaria, luego otro dolor, y otro más
hasta que se fue agudizando, no podía más, de emergencia me tuvieron que llevar
al hospital, gracias a Dios estuvo ahí un amigo que hasta se trasnochó por mi
causa; claro, como siempre en el hospital me recetaron, medicamentos de
diferente composición para mi recuperación. El tratamiento duró casi tres
semanas; casi poco o nada he mejorado.
Pero lo peor es que en esos momentos mi
familia, mi madre no sabía por lo que estuve pasando, y no quería que se
enteraran porque de nada serviría, aunque al final sí, mi madre se enteró, le
tuve que avisar, pero ¿para qué? ¿Para que me tenga pena? Eso era lo que menos
quería, solo quería que tenga un poco más de consideración por mi estado, mas,
nada de eso fue, las cosas fueron al revés, ¡mi madre me trató de lo peor! No
le importó la situación en que me encontraba. En ese momento me atrapó una
angustia, una desesperación que no pude controlar. Quería llegar al final de mi
existencia otra vez después de ocho años de casi haber cometido esa misma locura.
El dolor en mi alma era más fuerte que en mi
estómago y mi cabeza; y no sé por qué en este momento se me ocurrió recordar
eso, de por si se escenificaron esos momentos, y tengo ganas de llorar, mas me
evito y me desahogo contándoles, lo que me pasó y me pasa todavía, todavía me
siento mal, ya ni mis sueños no son tranquilos otra vez, a tal extremo que he
pensado muchas cosas, muchas que pudieran haber hecho en mi contra. Mucho me
hablan de la fe, de la oración, y esas cosas, y les confieso que mi fe me
abandona, perdí fe, en quienes me intentaron ayudar, especialmente mis amigos,
los poquísimos amigos que tengo, siento, que hasta ellos ahora se van alejando
de mí, porque ya no ven un hombre íntegro en mí.
Me siento mal amigos, y no encuentro sanación
para mi ser, aún sigo buscando y no hay, ¡no hay! A tal extremo que hace un par
de días he tenido que llegar a donde ya no pensé llegar nunca más, tuve que
llegar ande los ocultistas; para ver si ellos me pudieran dar una respuesta a
lo que me pasa; y después de haber ido, no sé si creer en lo que me dijeron, me
revelaron cosas raras, incluso las cosas por lo que estoy pasando, me
explicaron del porqué de mis miedos de subir o bajar gradas por ejemplo, del
porqué los dolores de estómago y mi cabeza que es constante; no sé si creer; es
increíble que la maldad, la envidia gire alrededor mío, ¡en mi propia familia!
Y lo peor es que hicieron un sortilegio en mi
contra, no sé si juzgar eso, según aquel ocultista, es por eso que cada vez se
va deteriorando mi ser, ¿hasta dónde puede llegar la maldad de la gente? ¿Desde
cuándo vengo arrastrando esto? ¿Quién realmente me ha hecho esa maldad? ¿será
ella realmente? ¿será que por eso cada vez me sueño con esa persona? Es de no
profesar y menos de aquella persona en
quien tuve fe y confianza; a veces así somos los seres humanos, que callamos la
verdad, y ella lo calló, no me lo dijo en su momento.
Yo a ella la amé en silencio, la amé tanto que,
hasta un libro saqué en su honor, la dediqué el inicio de mi talento, y pensar
que ella me haya hecho ese daño, es inconcebible; yo la amé, al mismo tiempo la
respeté desde el inicio, y nunca, nunca la rechacé, solo la respeté.
Es 12 de noviembre, al inicio les decía que
esta fecha es importante para mí, porque justamente ella hoy cumple 30
primaveras, y recuerdo a 8 años pasados, cuando ella y yo en aquellos tiempos
estábamos queriendo llevar un camino diferente. Todo se fue abajo por la
intervención de una tercera persona aquella vez, y desde ese momento ella se
desapareció, pero siempre me visita en sueños cada vez, a veces nerviosa, en
otras oportunidades como queriendo escapar de mí y en muchas otras posiciones y
se difumina mi visión como el polvo en el desierto. Es 12 de noviembre y esta
vez lo recibo esta fecha con esta copa de vino amargo que me está tocando beber
estos días, brindo por ella, por haberme hecho esa maldad, brindo esta copa de
vino amargo por Silegulaurita, agradeciéndoles a aquellos que a pesar de
encontrarme en esta situación, me alientan con sus palabras.
Muchas gracias amigos.
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