Miedo a amar-te digo

 Miedo a amar-te digo (Poema)

Camino en la vereda de la tristeza,

paso por el río de la melancolía,

llego al lago de las lágrimas,

donde mi alma en agonía se derrumba.

 

En la orilla de aquel lago me siento,

para revelarte el miedo que tengo:

miedo a amar-te digo,

porque simplemente eres tú.

 

Mujer inquieta, a veces con mirada tenue,

con pasos ligeros que recorre en el tiempo;

con sonrisa congelada en esa esquina

de la inquietud, donde no caben sentimientos.

 

Sentimientos de amar-te digo,

porque cuando más me acerco,

es cuando más lejos te siento;

es este el infortunio mío que más no aguanto.

 

El dolor de cabeza me aqueja,

pensamientos sombríos me invaden,

en esta noche oscura, cuando frente

al lago de las lágrimas todavía estoy.

 

Ayer te vi pasar por el sendero de mi sonrisa,

cuando más cerca estabas,

es cuando más lejos de mí te sentí,

por eso es que miedo tengo a amar-te digo.

 

Corre el tiempo, pasa la suave brisa,

cual intenta darme fuerzas

para alcanzarte en lo recóndito

de la inquietud donde te encuentras recostada.

 

Pasa la noche, surge la aurora

con su mágico brillo, para alegrar

mi alma, cuando siento que

tengo miedo a amar-te digo.

 

Así me alejo de aquel lago de lágrimas,

cuando el sol con su luz alumbra mi existencia,

y más deseo con ansias,

llegar a ti, mujer no amada.

 

Sí, sí, si; eso es lo que percibo de ti,

mujer esforzada que diste todo de ti,

y a cambio no recibiste recompensa alguna,

más que el golpe en tu alma pura.

 

Tú que te merecías ser amada,

por todos los esfuerzos que demostraste.

Y una vez más cuando te veo pasar

por la vereda de mis ilusiones.

 

Sonríes, sonríes, sonríes;

¡Cuando te miro y por fin te alcanzo!

Para decirte lo que tanto he ansiado:

miedo tengo, a amar-te digo,

 

Por ser como eres, sencillamente,

la amazona de conquistas;

porque por encima de todo,

-eres tú-, con fortalezas y debilidades.

 

Quizás para muchos, dulce ilusión,

para otros, encanto en el corazón;

pero para mí, surgiste ser la que no pensaba:

simplemente un amor prohibido, qué triste destino.

___*___