Y una vez más
Frente a un distorsionado imaginario de la humanidad
Por: el Escritor Antagónico Ermitaño
Es
inevitable este sentir, retumba y retumba; solo eso tras aquel efímero texteo
de anoche, el que creí que no me afectaría, pretendí estar preparado para lo
que mis ojos leerían en los mensajes en pro de respuesta a mi percepción de
intranquilidad en ella.
Al final tras salir de aquel presentimiento, casi termino derrumbado, por poco y no devastado, las palabras se me acabaron, además de un nudo que quiso ahogarme se formó en mi garganta; una vez más frente al desaire para mis ojos que no evitaron derramar algunas lágrimas. Antes de aquello mi único propósito, “El de mantener en equilibrio a la emoción con el escudriñar, a la pasión con el discernimiento”; pero aquel propósito fue esparcido por los suelos, luego por la fuerza de sus palabras, tan fuerte como el viento en el desierto, arrastrado en ángulo fuera de su naturaleza desde ese momento.
Cuando
aquellas palabras fueron liberadas desde una perspectiva flotante en confusión
para mi entender, arrastrada en el imaginario apoyado en premura sin
discernimiento, una óptica que de naufragar en la mar de ideal turbio no se
libró, me hizo caer en triste penuria, además estas mismas palabras, en
complicidad con el señor de la oscuridad después del breve texteo aclaratorio,
aquél llamado Insomnio, no me dejaron descansar.
«Al final,
no son los hechos en sí los que me afectaron, sino la percepción de ella. Entonces,
cambiar la postura axiológica lograría un efecto liberador de aquel imaginario distorsionado.
Todo está en sus manos».
Desde
ese momento y en toda la noche solo fue el retumbar, el chirrido estrepitoso en
mi cabeza, principalmente en la sección afectada, aquel señor de la noche,
además de mal gusto, se hizo dueño de mis sueños, ahuyentando quién sabe a dónde.
Así
amanecí, entre insomnio y retumbar, entre chirrido y al amanecer acoplándose
además un horrible dolor de cabeza. ¿Qué me pasaba? ¿Tanto así me afectó leer
aquellos textos? No podía quedarme en ese estado, tenía que encontrar la manera
de lidiar con aquella situación, porque en un par de horas más tengo compromiso
con un conglomerado humano joven, por nada del mundo puedo faltar.
Entonces
al ritmo del sol que centellea sus primeros rayos en naciente, salgo en busca de
algún remedio para paliar aquel suceso inesperado; sin más solo llegar a una
cafetería y servirme de él bien cargado para lidiar también con el sueño y
pestañear; aún me siento afectado por aquel simple y breve texteo de anoche.
Pero
cuando me dispongo a desayunar, algo interesante sucede.
—¿Te
dio embolia? —Alguien en la cafetería me pregunta—, noté que tienes
dificultades para caminar, además de tu brazo en esa posición, no es normal.
Escuchar
aquel comentario me sorprende. Es la misma dama quien atiende aquella cafetería,
la que se sentó en la mesa donde disfruto del café cargado, acompañándolo con
pan marraqueta y un trozo de queso.
—Es
larga la historia de esta realidad que me tocó sobrellevar —Sin nada que
esconder, a grandes rasgos me animo a relatar algo de mi historia—. Es por la
triple cirugía en la cabeza que me tocó sobrellevar, me encuentro así…
—Continuo con mi relato.
—Muy
triste lo que me acabas de narrar, sin embargo, sigues de pie, eso es lo que
vale, a pesar de aquellas circunstancias que te tocó sobrellevar, la vida
sigue, no te rindas, aún eres joven…
Sus
recomendaciones, además de palabras que me animan, van fluyendo de sus labios.
Larga y amena conversación
—Muchas
gracias por esas palabras, que son de mucha más fortaleza para mi ser
—correspondí a su gesto de amabilidad—. Además, las recomendaciones que me
compartes, lo tomaré muy en cuenta.
—No
es nada, joven, también pasé por algo similar a tu situación en mi familia, por
eso te veo y percibo las dificultades por las que debes pasar. A veces la
intolerancia es soez para con personas en tu situación.
—Es
verdad, la maldad creciente es incomprensible, se ve la crueldad al paso. Muchas
veces tengo que lidiar con esa maldad del hombre deshumanizado, contra la
acción insensible de ellos.
—No
queda de otra. Y, por cierto, de tiempo en tiempo se te ve por aquí ¿Qué
actividad tienes? —Una vez más la pregunta, esta vez distinta para mí—. Y las
veces que te apareces, eres fácil de reconocer.
—¿De
verdad soy fácil de ser reconocido? —me asombré.
—Es
enserio, entre mil se te puede encontrar en par de segundos —acotó la dama.
—Bueno,
te creo —dije, con una sonrisa ligera que surgió en mi rostro—. Y evidentemente,
cada cierto tiempo, llego a esta ciudad, cuando tiene que ser, vengo a servirme
un café aquí, a veces en la cafetería de a lado, o allá en la del fondo, antes
de iniciar con mi actividad programada del día.
—Eres muy valiente, digno de admirar.
—¡Oh, gracias por la apreciación, señora! A pesar de mi condición y, los riesgos a los
que me enfrento, me encantan viajar, cada viaje para mí es terapia a la vez,
por eso viajo por todo el país llevando conocimiento, compartiendo con
maestros, estudiantes y padres de familia en lugares donde se me convoca. Soy
escritor y, comparto mis escritos con aquellos conglomerados específicos en las
ciudades a donde llego, como en esta oportunidad, aquí en la ciudad de Potosí.
—¡Ah,
oh… me da gusto conocerte y, saber que eres escritor! Sigue adelante en tus
propósitos como tal; a personas como tú necesita el país, principalmente los
jóvenes de ahora, quienes han perdido el gusto por agarrar un libro, más están
atrapados por el celular, las pantallas en sus casas…
—Muchas
gracias por tus apreciaciones, señora, escuchar eso, es motivo de fortaleza, y
seguir de pie para mí. —Acoto con sencillez, a su comentario.
—¿Y
tu pareja? Tu familia me imagino que se siente orgulloso por ti y tus
propósitos en esta vida.
Escuchar
esa pregunta me cala los huesos, de por sí todo mi cuerpo termina como electrocutado,
de repente en este momento se escenifica mi breve texteo de anoche, y cómo
aquella manera de comunicarse casi termina devastándome. Por todo eso, ordeno
las palabras exactas para contestar, siempre acogiéndome en mi espíritu sereno
después de todo.
—La
verdad, no tengo pareja; aunque, también era uno de mis propósitos formar un
hogar, ver correr a mis hijos, ver sonreír a mi esposa. Pero simplemente no se
dio aquel anhelo humano. Hasta hace dos años vivía solo con mi mamita, ahora me
trasladé a otro lado, por situaciones que no faltan de suscitarse en la familia.
—Situaciones
que a veces son inevitables, ¿verdad?
—Si,
señora. Y anoche, justo anoche se volvió a confirmar que no tendré pareja. Por
confirmarse eso es que me puse un poco mal y no pude dormir el resto de la
noche.
—Uh,
qué pena; pero no estés triste, no desfallezcas.
—Claro
que trato de no estar desolado, pero a veces es inevitable. Por eso me vine a tomar
un café bien cargado como éste, esperanzado que con esto pueda aliviar el sueño.
Me entiendes, ¿verdad?
—Te
entiendo, joven escritor, paciencia, mantén la calma.
—Una
vez más, muchas gracias por escucharme, te quedo muy agradecido por las
recomendaciones que me compartiste; y gracias por el café, está delicioso.
Me
tomo el último sorbo que queda.
—Vuelve
cuando gustes, que aquí te espero con aprecio.
—Gracias,
eso haré estos días que me toca estar en esta ciudad. Hasta mañana entonces,
señora.
—Hasta
mañana, y no te olvides de las recomendaciones que te di, anda a Miraflores, o
a Chaquí; las aguas termales son buenas para regenerar la salud, específica de casos
como el tuyo.
—Claro
que sí, trataré de ubicar a algún pariente o alguien de confianza para que me
acompañe, porque solo, corro el riesgo de perder equilibrio dentro del agua y
terminar ahogado. Las veces que fui a esos lugares, lo hice acompañado.
—Te
entiendo. Entonces, con cuidado, de acuerdo a tus posibilidades, joven…
Tras
aquella amena conversación inesperada, le cancelo el costo del café acompañado
con pan marraqueta y queso; luego me retiro de los ambientes.
Y
una vez más, sí, ¿Y por qué una vez más frente a esta realidad para mí? Mas no
dejaré que me afecte, trataré de recoger los pedacitos de mi corazón esparcidos
por el suelo, sabiendo que, con ello, otra vez queda confirmado mi existencia
en solitario.
Mi
transitar por los senderos de esta vida solo en compañía de ella llamada
Soledad es inevitable.
La
torcida concepción de acciones cada vez es más común, y con ella la maldad
creciente es imparable en ellos, en ellas el imaginario es azaroso, sin
premeditación sobre base sólida, además de mantener equilibrio entre una y otra
realidad creada por el imaginario de la mente a veces precipitada por afanes de
la vida.
Así
estamos en este momento, mas no quiero ser del montón que con nada se
satisface, de aquel montón que con todo se irrita, y al final amontonado
termina en la podredumbre.
No
quiero ser parte de esa montonera, por eso solo me acojo a mi alma tranquila, a
mi espíritu sereno. En momentos de turbulencia como ahora me acojo a mi ser que
discierne los hechos, siempre manteniendo, o por lo menos tratando de mantener
el equilibrio entre una y otra situación, entre uno y otro imaginario creado, esto
para conservar mi “PAZ INTERIOR”, mi mirada tranquila; y recordaré estas
palabras que me dicen la mayoría de las personas quienes me conocen:
«A pesar,
incluso de las peores tormentas que se te cruzan, tú, mantienes la calma, no
sabemos cómo, pero conservar la tranquilidad es una virtud que solo tú posees;
por eso eres admirable, y por eso te valoramos, no queremos perderte nunca».
Recordaré
aquella apreciación, para seguir siendo YO, simple y únicamente YO.
No
me había dado cuenta de esto, inconscientemente necesitaba conversar con
alguien, ser escuchado, y fue la persona menos esperada, aunque después de
todo, mi cabeza sigue retumbando, además del dolor insoportable en la sección
afectada de la misma.
Sin
dar cabida, encamino mis pasos a cumplir con el compromiso programado para hoy;
maestros y estudiantes me esperan.
Fin.
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