I
Me cobijaste en tus entrañas
identidad propia me otorgaste.
Acaricio tu nombre con regocijo en mi alma,
manantial de mejor día cuando surge el alba,
acción divina que me hace sonreír;
dadme dicha, esa la de seguir en pie,
abrazadme cuando estoy por derrumbarme.
Brota sonrisa en un niño, alegría en una niña;
obreros milenarios regocijándose en este día
libres de opresión, quizás no, pero ellos de pie;
irreversible identidad como nación milenaria,
viva voz de paz y bondad para los de afuera
incansable manifiesto de hermandad, nos
abraza desde su Bicentenario esta nación;
emblema de paz, flamean las banderas,
nunca rendidos, siempre firmes como hermanos;
su lema inquebrantable ante el tirano opresor.
unidad, ¡unidad de los pueblos! Es la mejor arma.
Bondad fulgurante como el rocío en la mañana,
incansable labor de sus hijos en este día;
cantos en su Bicentenario no dejan pasar,
esperanza de unidad por muchos siglos más,
nunca al infame opresor dar lugar;
tiempo de hermandad, de esta fiesta gozad,
encendamos antorchas de la unidad nacional,
nuestros hijos conozcan el legado que dejamos,
aquella la de unidad mostrad a quien nos visita;
regocijaos, regocijaos tomados de la mano,
integraos como hermanos en un mismo sentir,
oíd pueblos, hoy es nuestro Bicentenario.
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