II
Doy gracias al Insuperable, como
obrero de las letras bolivianas,
sin pesar en atardeceres,
cantos elevo en su día;
incontables amaneceres esperé,
esperanza mía no me abandonó,
noble compañera, de la mano, en el
tiempo a mi paso se adecuó; como
obrero de incontables líneas,
soñador con la pluma en mano.